Sufrí Trastorno por Atracón en mi adolescencia sin saberlo.
Así comienza este relato en primera persona de nuestra compañera Anabella Lara , Dietista Nutricionista en Clínica Physial, nuestro centro en Sevilla.
Recuerdo aquel viernes de hace 5 años en uno de la decena de pisos de alquiler que he habitado. Este era el primero que alquilaba sola, sin compañeros de piso desde que comenzara a estudiar con 18 añitos. Ya tocaba, y fueron un cúmulo de historias para no dormir sucedidas en el piso anterior las que hicieron que me lanzara a la aventura, que por otro lado, estaba deseando comenzar.
Y en uno de esos primeros fines de semana que pasaba sola por primera vez desde no sabría contar el tiempo, me descubrí a mí misma realizando conductas que había repetido millones de veces durante mi adolescencia sin llegar a ser consciente nunca de su relevancia.
Pero mis circunstancias allí eran distintas, pues habían pasado 10 años de experiencias, entre ellas el comienzo de la práctica de mi carrera profesional, que curiosamente era Nutrición y Dietética.
Casi sin darme cuenta, llevada por la sensación de no tener plan alguno para el sábado, me veo camino del supermercado más cercano al piso y realizo la siguiente compra:
- Oferta de 6 Donuts por 2 € (no recuerdo si era el precio exacto).
- Pizza de jamón y queso, Casatarradellas
- Tableta de 3 chocolates Milka
- Bolsa de Doritos con queso
- Paquete de 4 Kit Kat
El orden no está escrito al azar, fue esa la secuencia de sabores que fui intercalando en aquel solitario sábado mientras veía una película. Lo que compré pensaba comerlo a lo largo de todo el fin de semana, pero cuando había terminado la película, no quedaba rastro de compra, tan sólo un par de Kit Kat que por supuesto al día siguiente me comí en el desayuno.
Esa misma noche con el malestar posterior a la ingesta fue cuando recordé que esa conducta no era nueva. Tenía que rebobinar unos 8-10 años atrás, en mi época de instituto, en la que claramente asociaba las tardes de estudio que me encerraba en la habitación durante horas. Antes de llegar a casa al salir de clase a mediodía, cargaba mi mochila de productos del típico kiosko de parque, alternando también el dulce con lo salado. En aquella época la frecuencia era bastante alta. Podía repetir esto unas 2-3 veces al mes, y no puedo recordar cómo empezó ni cómo terminó. Aun así me volví a encontrar 10 años después en la misma situación, pero en esos momentos gracias al añito de experiencia profesional que llevaba, pude descubrir rápido en el círculo que me encontraba para poder pararlo a tiempo.
El concepto de trastorno por atracón hace referencia a la aparición de episodios de ingesta excesiva de alimentos y un corto periodo de tiempo (1-2 horas) y una pérdida del control sobre esa ingesta alimentaria. Además la calidad de esos alimentos suele ser muy baja.
El tratamiento más recomendado para revertir esta situación sería recurrir al apoyo psicológico acompañado con una reeducación alimentaria de manos de profesionales de la alimentación (Dietistas-Nutricionistas)
Se diferencia de la anorexia y la bulimia porque no existen conductas compensatorias, y a menudo, suele ser difícil de diagnosticar este patrón debido a que la preocupación por la subida de peso y el control alimentario el resto del tiempo puede esconder problemas de peso. Además dicha conducta, el atracón, siempre se realiza en momentos de soledad por aburrimiento, tristeza, ansiedad…
Se desconoce el número de afectados ya no existen cambios fisiológicos graves en las personas que realizan la conducta, ni siquiera necesitarían atención médica a no ser que esto se convierta en un caso de obesidad mórbida.
El tratamiento más recomendado para revertir esta situación sería recurrir al apoyo psicológico acompañado con una reeducación alimentaria de manos de profesionales de la alimentación (Dietistas-Nutricionistas) que favorezcan el cambio de conducta cuando aparezca el patrón que desencadena los atracones. El pronóstico en esta situación es bastante bueno, las recaídas suelen ser bajas y aunque estas personas siempre tendrán que estar alerta para cuidar su estilo de alimentación, se puede convivir con el recuerdo de la conducta sin llegar a repetirla en el futuro.