¿Cómo describirías la sensación de tener agujetas? Dolor, cansancio, debilidad, rigidez, pesadez, hinchazón, ¿todas ellas?
En inglés se las conoce como DOMS (Delayed Onset Muscle Soreness) y suelen aparecer tras un esfuerzo físico al que no estamos acostumbrados.
¿Por qué se producen?
Si bien en la actualidad no existe un consenso absoluto, la teoría más aceptada es que las agujetas son producidas por alteraciones de la fibra muscular a nivel microscópico, quizás equiparables a microrupturas totalmente benignas, además de cambios del balance iónico (ascenso y descenso de diferentes tipos de proteínas) que conllevan un remodelado neuromiofibrilar (fibra muscular y su relación con las terminaciones nerviosas). Estas alteraciones se producen cuando hacemos un esfuerzo muy por encima de lo que está acostumbrado nuestro tejido muscular.
Estas alteraciones se producen cuando hacemos un esfuerzo muy por encima de lo que está acostumbrado nuestro tejido muscular.
¿Se pueden prevenir?
En principio podemos decir que sí, pero para ello debemos encontrar el equilibrio a la hora de hacer una actividad física que genere ganancia pero sin provocar las alteraciones anteriormente nombradas. Una mala gestión de una actividad física por encima de la capacidad de tolerancia del cuerpo, o una actividad no programada, llegaría a producir agujetas. En todo caso no te preocupes, lo preocupante sería que fuese algo habitual a la hora de hacer actividad física. Recuerda, el “no pain, no gain” (sin dolor no hay resultados) queda muy obsoleto.
¿Por qué sentimos lo que sentimos al tenerlas?
La suma de todos los cambios que se producen por el esfuerzo muscular, generan una inflamación controlada y de nuevo benigna, disminuyendo la capacidad contráctil voluntaria (de ahí la sensación de pesadez, cansancio y rigidez) y como en todo proceso inflamatorio, hay una irritación de la fibra muscular y las terminaciones nerviosas que al mover, generan dolor, como en todo proceso inflamatorio/irritativo del sistema musculoesquelético.
¿Cuándo aparecen?
Hay variaciones. Entre 8 y 10 horas post esfuerzo, pero teniendo su pico máximo a las 24 y sobre todo 48 horas, desapareciendo totalmente a los 3 – 4 días. Si te pasas en exceso, esas sensaciones puede durar hasta una semana una semana, incluso llegando a niveles muy alto de sobrecarga, una rabdomiolisis, que es una muerte de la célula muscular liberando al torrente sanguino sustancia tóxicas, generando incluso una insuficiencia renal.
¿Puedo hacer algo para que desaparezcan antes?
Nos tememos que no. A día de hoy no hay ningún tratamiento eficaz para ello. Muy atrás queda lo del vaso de agua con azúcar (con lo poco adecuado que es ese “cañonazo” de azúcar para el cuerpo), tampoco el famoso masaje de descarga, es más, la presión y fuerza que se genera al dar un masaje, estresa la fibra muscular pudiendo aumentar la inflamación y por ende la irritación, empeorando y alargando durante más tiempo tus síntomas, incluso pudiendo llegar a generar una lesión real (Me estoy imaginando esos profesionales y pseudoprofesionales dando masajes después de una prueba deportiva, ruleta rusa de la yatrogenia); no hay evidencia de que con el masaje “se eliminen sustancias de desecho del metabolismo muscular”, en todo caso, placebo puro y duro. Tampoco el ultrasonido, ni los baños de en agua con hielo…
A la cabeza de toda actuación por mejorar las sensaciones tenemos el “descanso activo”, que consistiría en controlar estímulos o esfuerzos que influyan en el dolor y realizar movimientos musculares sin carga, tipo bici estática o piscina por ejemplo.
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