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PODOLOGÍA
Cuida sus pies, construye su futuro.
Es sorprendente todo lo que la figura del podólogo puede aportar al correcto desarrollo motriz y funcional de los más pequeños de la casa. La podología infantil ocupa un campo de vital importancia dentro de las competencias podológicas, existiendo hoy en día grandes avances en este sector para poder detectar a tiempo alteraciones del sistema musculoesquelético que puedan repercutir en la marcha de los más pequeños, generando dolor, deformidades digitales y caídas innecesarias. Otros factores a tener en cuenta son los cuidados básicos de los pies en los más pequeños dado que por cultura arraigada cometemos errores desde el desconocimiento, pensando que actuamos bien, pero en realidad perjudicando la salud de los pies de nuestros hijos.
¿QUÉ PODEMOS TRATAR DESDE LA PODOLOGÍA INFANTIL?
A través de un estudio minucioso podemos detectar alteraciones que pueden ser potencialmente perjudiciales para el normal desarrollo de los pies o que tengan relación directa con dolencias presentes en el momento de la consulta. Normalmente los tratamientos van orientados en función del tipo de alteración que encontremos; por ello, podemos pautar tratamientos mediante ejercicios terapéuticos, plantillas personalizadas, órtesis digitales, calzadoterapia o la combinación de los mismos según el caso.
Dentro de este estudio podemos discernir entre patrones torsionales fisiológicos o alterados, que suelen ser el origen de la conocida marcha en rotación interna.
Clasificamos y tratamos, en caso de ser necesario, la morfología del pie entre cavo o valgo y, lo más importante, la funcionalidad del mismo en dinámica, para ver si su comportamiento en los movimientos prono-supinatorios entran dentro de la normalidad.
Valoramos posibles deformidades digitales que puedan tener y sus consecuencias de conflicto de espacio con el calzado, con los consecuentes problemas que puedan originar en la marcha.
Detectamos posibles disimetrías del miembro inferior clasificándolas entre reales y aparentes, pues el tratamiento entre ellas será completamente diferente.
Finalmente, ofrecemos consejos de cuidados básicos para prevenir desde casa posibles problemas totalmente evitables con una correcta educación sanitaria de nuestros pies.
¿CÓMO SE REALIZA LA VALORACION EN PODOLOGÍA INFANTIL?
En la valoración en podología infantil podemos distinguir cuatro áreas principales, estando todas y cada una de ellas están íntimamente correlacionadas debido a la información que aportan al profesional. Gracias a ello, conseguimos entender cómo funciona el mecanismo de transporte tan complejo que es el cuerpo humano.
- Valoración en camilla: Mediante el uso de maniobras exploratorias, se valoran rangos articulares, rango de movilidad y adaptaciones anatómicas a causa de la patomecánica.
- Bipedestación o pruebas funcionales: Cuantificamos direccionalidad y estructuración de los pies en estática y realizamos pruebas funcionales con una alta validez científica para comprender y evidenciar la simetría o asimétrica en el comportamiento del miembro inferior.
- Dinámica: Llegados a este punto el profesional debe tener una idea bastante aproximada de cómo será la dinámica del paciente incluso antes de que el mismo comience a caminar gracias a la información obtenida en los pasos previos del estudio. En esta fase se emplean en, caso de necesidad, las plataformas de presiones y equipos de video como pruebas complementarias.
- Pruebas complementarias: En los estudios de la pisada en ocasiones debemos hacer uso de las llamadas plataformas de presiones, sistemas de video y pruebas de imagen radiológica, para complementar la información obtenida en los tres pasos fundamentales que conforman la exploración del paciente.
Las plataformas de presiones nos aportan datos sobre la repartición del peso del paciente en cada pie, sobre el centro de gravedad del cuerpo, grados de prono-supinación, estabilización, fases de la marcha, etc. En definitiva, nos ofrecen una serie de datos que en ocasiones pueden ayudar al profesional a establecer un plan terapéutico acorde a las características funcionales del paciente. Los sistemas de videos e imágenes radiológicas nos aportan datos complementarios para el análisis del movimiento en distintas orientaciones espaciales y a distintas velocidades, ayudándonos, en ocasiones, a descubrir ciertos movimientos o angulaciones difíciles de discernir en la exploración dinámica sin su ayuda y, en el caso de las imágenes radiológicas, nos ayudan a valorar el sistema esquelético en busca de posibles coaliciones, fusiones o desviaciones angulares en las articulaciones del aparato locomotor, que a veces son el origen de las dolencias del paciente.
UÑA ENCARNADA
Se concede este término a todas las afecciones de la uña que terminan generando un conflicto entre la lámina ungueal y la piel. Este proceso normalmente cursa sin grandes complicaciones pero, en ocasiones, puede llegar a desarrollar cuadros infecciosos difíciles de tratar y, cuya resolución, cursa con la toma de antibióticos y una cirugía que, a menudo, necesita de un gran virtuosismo y destreza por parte del cirujano.
En clínica podemos encontrar uñas encarnadas u onicocriptosis genérica o clásica, producida por el conflicto de la uña con la piel que la rodea, originado por un amplio abanico de causas. También podemos encontrarnos con una nueva vertiente de esta afección denominada retroniquia, la cual se produce por cualquier alteración que cause parálisis repentina del crecimiento de la uña, empezando entonces una nueva formación de lámina, la cual entra en conflicto con la antigua uña, haciendo que esta se nos clave en el nacimiento. Este proceso de retroniquia requiere de la extracción completa de la lámina ungueal para que el cuadro se resuelva.
La cirugía de onicocriptosis o uña encarnada se lleva a cabo bajo anestesia local del dedo o dedos afectos. Con la ayuda de un manguito neumático cortamos la circulación sanguínea para realizar la intervención de manera limpia, y procedemos a retirar la porción de uña que nos produce la afección de manera que ya no vuelva a crecer por esa zona, quedando por tanto la uña ligeramente más estrecha. El tiempo de recuperación suele ser de 14-20 días, y en la gran mayoría de ocasiones el paciente sólo necesita reposo relativo, siendo las primeras 48-72 horas las que requieren de un poco más de restricción. Suele ser una intervención indolora en todo momento y con un alto grado de satisfacción por parte de los pacientes.
Por otro lado, la cirugía de retroniquia se lleva a cabo bajo anestesia local del dedo o dedos afectos. Con la ayuda de un manguito neumático cortamos la circulación sanguínea para realizar la intervención de manera limpia, y procedemos, a retirar la lámina ungueal por completo, pero sin afectar las células matriciales, con la intención de que una nueva uña vuelva a crecer, pero, esta vez sin los impedimentos de ningún tipo de conflicto. Debemos hacer especial mención a que tiempo que necesario para que la nueva uña crezca es de aproximadamente un año. El tiempo de recuperación ronda las 48-72 horas, puesto que no es una intervención que dañe mucho los tejidos, por ello la recuperación e incorporación a las rutinas diarias es prácticamente instantánea.
EXÓSTOSIS Y CONCROMAS SUBUNGUEALES
Dentro de este marco quirúrgico, se incluyen todas las afecciones que cursan con crecimiento óseo anómalo (tumor benigno), obligando al hueso a adquirir formas irregulares y deformantes que, a su vez, protruyen entrando en conflicto con las estructuras vecinas generando dolor, impotencia y limitación funcional en el paciente. En este caso sólo haremos mención de aquellas deformidades que afectan a los dedos del pie, especialmente a las que afectan el primer dedo o dedo gordo, ya que es el más propenso a padecer este tipo de afecciones.
Las exóstosis y condromas subungueales son crecimientos en forma de pico óseo y de meseta cartilaginosa que afectan a la falange distal del dedo gordo. En ocasiones, conforme crecen deforman el lecho o piel que tenemos bajo la uña y esta, a su vez, a lámina ungueal, generando dolor y curvando de forma exagerada o incluso dando forma de teja a la uña afecta. Para su diagnóstico necesitamos radiografías que confirmen o desmientan la sospecha clínica.
La cirugía de exóstosis subungueal se realiza bajo anestesia local en el dedo afecto, previa preparación de la piel, y cortando la circulación de sangre a nivel maleolar (tobillo) con la ayuda de un manguito neumático, realizando así de manera limpia la intervención. La principal ventaja de este tipo de cirugía es que se pueden realizar con incisiones muy pequeñas de apenas 1-3 puntos de sutura, por ellas accedemos al pico de hueso para limarlo o resecarlo en función del tamaño. El paciente sólo necesitaría 48-72 horas de reposo casi absoluto y, posteriormente, se podría incorporar a la normalidad con la ayuda de un calzado especial o postquirúrgico, siendo el alta definitiva entre los 10-14 días tras la intervención.
La cirugía de condroma u osteocondroma subungueal se realiza bajo anestesia local en el dedo afecto, previa preparación de la piel, y cortando la circulación de sangre a nivel maleolar (tobillo) con la ayuda de un manguito neumático, realizando así de manera limpia la intervención. En estos casos, cuando se plantea la intervención, la lámina ungueal suele presentarse elevada y deforme por la aparición de una tumoración o bultoma que sobresale bajo la uña como consecuencia del crecimiento osteocartilaginoso de la falange. Para resecar todo el tejido anómalo debemos recortar toda la porción de uña afectada y, posteriormente, acceder mediante una incisión lineal sobre la lesión. Una vez expuesta la zona, resecamos todo el tejido anómalo dejando la falange con el aspecto y la forma más natural posible. El paciente sólo necesitaría 48-72 horas de reposo casi absoluto y, posteriormente, se podría incorporar a la normalidad con la ayuda de un calzado especial o postquirúrgico, siendo el alta definitiva entre los 10-14 días tras la intervención.
HELOMA INTERDIGITAL
El heloma interdigital o, como se le conoce popularmente, ojo de gallo, es una lesión dérmica muy frecuente que aparece entre los dedos de los pies, siendo el dedo pequeño o quinto dedo, el más castigado, dada su situación anatómica. El origen de esta afección suele ser muy variable, por lo que su abordaje o tratamiento dependerá directamente del mismo. En esta ocasión nos centraremos en el enfoque meramente quirúrgico, el cual está especialmente indicado en aquellas ocasiones cuyo origen está directamente relacionado con un crecimiento óseo exagerado en los cóndilos de las falanges, que son los huesos que conforman los dedos. Estos cóndilos, en ocasiones por algún traumatismo directo, presión mantenida por el calzado o por desviación del dedo, originando conflicto de espacio con los dedos vecinos, crecen exageradamente, presionando la piel desde el interior, la cual, al verse sometida se defiende generando el doloroso ojo de gallo o heloma.
La cirugía de heloma interdigital se realiza bajo anestesia local en el dedo afecto, previa preparación de la piel, y cortando la circulación de sangre a nivel maleolar (tobillo) con la ayuda de un manguito neumático, realizando así de manera limpia la intervención. Localizamos la zona de la exóstosis mediante palpación y, mediante una pequeña incisión en la piel, limamos o resecamos la deformidad ósea para que ya no vuelva a dañar la piel. En ocasiones, este tipo de intervención se acompaña con un alargamiento tendinoso cuando el dedo tiene cierta desviación, consiguiendo así separar los dedos contiguos y reducir al máximo posible el conflicto de espacio y presión entre ellos. El paciente sólo necesitaría 48-72 horas de reposo casi absoluto y, posteriormente, se podría incorporar a la normalidad con la ayuda de un calzado especial o postquirúrgico, siendo el alta definitiva entre los 10-14 días tras la intervención.
HELOMA PLANTAR E IPK
(HIPERQUERATOSIS PLANTAR INTRATABLE)
El heloma plantar o, como se le conoce popularmente, ojo de gallo o callo, no es más que un cúmulo de queratina (dureza), que conforme su grosor o capas van en aumento, debido a la presión directa que recibe, provoca la inclusión en la piel, produciendo clínica dolorosa, punzante y quemante cuando alcanza cierta profundidad o tamaño. Suele ser de forma bien delimitada y color amarillento. Se diferencia de una dureza plana no sólo por su aspecto redondeado, sino por su clínica, puesto que las durezas planas rara vez generan un dolor tan incapacitante como el heloma.
En ocasiones el heloma plantar adquiere unas características más complejas, no respondiendo bien a los tratamientos conservadores como el deslaminado mediante quiropodia o mediante el uso de plantillas de descargas, aumentando la frecuencia de visitas de los pacientes a consulta porque cada vez el dolor y la incapacidad funcional aparecen antes. Llegados a este punto, debemos clasificar al heloma como IPK o hiperqueratosis plantar intratable, siendo en este estadio necesaria la cirugía del heloma plantar clasificado como IPK, ya que, llegados a este punto, la piel que tenemos bajo el heloma o callo, de tanto sufrir la presión directa y daño, ha aumentado de grosor y se ha endurecido, formando parte del cuadro lesivo y siendo partícipe del aumento en la clínica dolorosa para el paciente.
Debemos aclarar que es casi de obligado cumplimiento el acompañar este tipo de intervenciones con el uso de plantillas de descarga para que la eficacia del tratamiento aumente, reduciendo con ello la tasa de recidiva. Pese a ello, llegados a este punto es común encontrar pacientes que ya tienen sus plantillas de descarga confeccionadas, puesto que la cirugía casi siempre es el último eslabón en el tratamiento.
La cirugía de IPK se realiza bajo anestesia local sublesional, previa preparación de la piel, y cortando la circulación de sangre a nivel maleolar (tobillo) con la ayuda de un manguito neumático, realizando así de manera limpia la intervención. Posteriormente resecamos en bloque el IPK y limpiamos bien la base de la lesión. El paciente sólo necesitaría 48-72 horas de reposo casi absoluto y, posteriormente, se podría incorporar a la normalidad con la ayuda de un calzado especial o postquirúrgico, siendo el alta definitiva entre los 10-14 días tras la intervención.
VERRUGAS PLANTARES
Las verrugas plantares son originadas por el virus del papiloma humano, el cual se inocula en la piel por contagio en zonas comunes, motivo por el cual es importante no caminar descalzos por estas zonas. Una vez contagiada la piel, se comienza a formar una tumoración con crecimiento y formas diversas dependiendo del tipo de papiloma o verruga. Hay que aclarar que estas lesiones pueden crecer hasta alcanzar tamaños desproporcionados, de ahí, la importancia de visitar al podólogo para comenzar con el tratamiento más conveniente de forma precoz. En ocasiones no es suficiente el abordaje de esta afección dérmica con tratamientos conservadores, siendo entonces necesario hacer uso de técnicas invasivas, tales como el curetaje o la multipunción.
La intervención para verruga plantar, ya sea por multipunción o curetaje, se realiza bajo anestesia local sublesional, previa preparación de la piel, y cortando la circulación de sangre a nivel maleolar (tobillo) con la ayuda de un manguito neumático, realizando así de manera limpia la intervención. Posteriormente, si empleamos la técnica de curetaje, resecamos en bloque el papiloma o verruga y limpiamos bien la base de la lesión.
Si empleamos la técnica de multipunción realizamos múltiples pinchazos con aguja de calibre grueso, con la idea de generar una herida y degradar el tejido papilomatoso. En ambos casos el paciente sólo necesitaría 48-72 horas de reposo casi absoluto y, posteriormente, se podría incorporar a la normalidad con la ayuda de un calzado especial o postquirúrgico, siendo el alta definitiva entre los 10-14 días tras la intervención. .
NEUROMA DE MORTON
El Neuroma de Morton es una entidad clínica que cursa con dolor irradiado, quemante e incapacitante, localizado en el tercer espacio intermetatarsal. Pese a que su origen es muy diverso y multifactorial, en todos los casos finaliza con el engrosamiento por fibrosis del tejido nervioso que trascurre entre el tercer y cuarto metatarsiano. Este engrosamiento hace que cada vez exista menos espacio libre entre estructuras, por lo que la irritación y afección del nervio es cada vez mayor debido al aumento de tamaño. Como consecuencia de ello, también aumenta su clínica, pasando de unos calambres esporádicos en un inicio, a obligar a la persona que lo sufre a tener que quitarse el calzado en los estadios más avanzados.
Para su tratamiento se realiza una minuciosa exploración de la zona mediante maniobras diagnósticas, imágenes ecográficas y, en ocasiones, con la ayuda de una resonancia magnética. Una vez confirmada la sospecha clínica y agotados todos los tratamientos menos invasivos (infiltraciones, plantillas personalizadas…) es cuando entra en escena la cirugía.
La cirugía de neuroma de Morton se realiza bajo anestesia local, previa preparación de la piel, y cortando la circulación de sangre a nivel maleolar (tobillo) con la ayuda de un manguito neumático, realizando así de manera limpia la intervención. Posteriormente, a través de una incisión pequeñita, alcanzamos el nervio engrosado y lo extirpamos cuidadosamente. El paciente sólo necesitaría 48-72 horas de reposo casi absoluto y, posteriormente, se podría incorporar a la normalidad con la ayuda de un calzado especial o postquirúrgico, siendo el alta definitiva entre los 14-20 días tras la intervención.
DEDO EN GARRA
En ocasiones se produce un desequilibrio en la musculatura que genera como resultado una deformidad digital comúnmente denominada dedo en garra, estando asociada a factores como el empleo de un calzado no adecuado, la tipología funcional de nuestros pies o determinadas alteraciones nerviosas.
Para su tratamiento comenzamos realizando procedimientos poco invasivos, tales como ejercicios de estiramientos y reeducación, calzadoterapia, empleo de órtesis de silicona o plantillas personalizadas. Cuando la deformidad comienza a ser dolorosa y una vez se han agotado todos los tratamientos anteriores, es el momento de plantear la resolución por cirugía.
La cirugía de dedo en garra, se realiza bajo anestesia local, previa preparación de la piel, y cortando la circulación de sangre a nivel maleolar (tobillo) con la ayuda de un manguito neumático, realizando así de manera limpia la intervención. Posteriormente, a través de una pequeña incisión, llegamos hasta la articulación afecta liberando las estructuras que la rodean y realizando la actuación correspondiente en el hueso dañado. En ocasiones es necesario el uso de fijaciones con ciertos materiales de osteosíntesis para mantener las estructuras alineadas durante el proceso de cicatrización. El paciente sólo necesitaría 7-10 días de reposo casi absoluto, y posteriormente, se podría incorporar a la normalidad progresivamente con la ayuda de un calzado especial o postquirúrgico, siendo el alta definitiva entre los 20-30 días tras la intervención.